Amaneciendo en la playa con Mairerisu Saitoh
No era normal, pero sucedió, felizmente yo vivía sola y no había problemas al quedarme con Renato al día siguiente, pero amaneciendo en la playa aquí en California fue muy excitante para mí.
Revisé mi teléfono y era la 5:00 de la mañana, muy temprano para levantarse, pensé mientras la luz del día atravesaba la carpa donde Renato me penetró el culo, el día anterior.
El enlace que les dejé, explico como conocí a Renato y como terminamos en la carpa, cuento como me desconocí totalmente cuando me penetró el culo, casi olvido desde la última vez que me ultrajaron el culo de esa manera tan sabrosa, hasta Renato quedó extrañado por mi comportamiento fuera de lo normal.
Salimos del sueño aún acostado, pero con los ojos cerrados, desde un inicio después de la penetración nos quedamos abrazados, pero al amanecer él se encontraba mostrándome la espalda y yo también. Esa noche solo buscábamos nuestra mejor posición para dormir bien dentro de la carpa.
Sabíamos entre los dos que estábamos despiertos, pero Renato giró su cuerpo hacia mí y sentí su rostro en mi nuca, sabía sus intenciones, y quería que me vuelva a complacer como esa noche anterior.
Caricias sexuales
Comenzó a acariciar mis hombros. Sus manos firmes y suaves descendieron por mi espalda, siguiendo la línea de mi columna vertebral. Suspiré, quería que siga bajando, mi culo estaba a su merced. Renato sabía exactamente cómo complacerme, y sus caricias pronto se convirtió en una exploración erótica.
“¿Más abajo?”, susurró Renato a mi oído, mientras sus dedos se aventuraban por las curvas de mi cintura. Con los ojos cerrados, disfrutaba de la sensación, le respondí con la voz entrecortada, “me encanta, ¿quieres ver como pierdo la cordura como la anoche anterior, no?”.
Renato deslizó sus manos hacia mi culo, apretando y moldeando mis nalgas con sus manos. Me comencé a excitar de placer, sintiendo cómo mi cuerpo respondía a sus atrevidas caricias.
“Qué sabroso cuerpo tienes, Mairerisu, ¿lo sabías?”, dijo Renato, mientras sus dedos se aventuraban por la hendidura de mis nalgas, rozando mi zona anal. No pude resistirme, me acomodé boca abajo exponiendo mi culo, quería más de sus dedos entre mis nalgas.
Jugando con mi culo
Anoche Renato, ya me había penetrado con su verga, solo que esta vez quería jugar con mi culo de otra manera distinta.
Renato se arrodilló detrás de mí, mientras me encontraba boca abajo. Sus manos masajeaba mi culo, separando mis nalgas y exponiendo mi provocativo ano, ese agujero que tanto te gusta, bombón. La vista era irresistible, y Renato no pudo contenerse.
Con un dedo lubricado por su propia saliva, comenzó a explorar mi entrada anal. La sensación de ser penetrada por atrás me hacía sentir vulnerable y excitada de placer al mismo tiempo, pero también me hacía temblar. Renato sabía cómo estimularme, moviendo su dedo en círculos y presionando suavemente.
“Ah… Renato, si… saca y mete tu dedo varias veces”, gemía de placer con esa petición atrevida, mientras mi cuerpo se arqueaba mientras sentía su sabroso dedo pervertido en mi provocativo ano.
Renato quería que sienta más y metió su dedo profundamente en mi ano empujando mi culo, me gustaba como movía su dedo en mi recto, solo quería sentir placer, quería gritar. Me aferré a la lona de la carpa con las uñas de mis manos, sintiendo cómo la intensidad aumentaba. La sensación de su pervertido dedo era muy delicioso, la excitación me impulsaba a desear más.
¿Quieres más, mi amor? Te voy a penetrar hasta el fondo”, dijo Renato, con su voz más grave por la pasión que él sentía mientras me sometía por mi culo.
Naturalmente, asentí, sin poder articular ninguna palabra, pero a Renato se le ocurrió una idea muy sabrosa, buscó en su mochila y sacó un pequeño vibrador. Encendió el juguete, y la suave vibración llenó la carpa con un zumbido provocador, sin pensarlo dos veces, le dije, “Si…, qué rico suena eso, ¿me lo vas a meter por el culo no?”. Renato me vio de nuevo transformada como la noche anterior.
“Con esto te vas a convulsionar más de placer, ya verás”, dijo Renato, mientras colocaba la punta del vibrador en mi rico y sabroso agujero justo por detrás, siempre me encantó sentir por mi culo y Renato lo sabe muy bien.
Amaneciendo en la playa con un vibrador en el culo
La sensación del vibrador invadiendo mi ultrajable ano fue electrizante. Me mordí el labio y comencé a mostrar los dientes de placer, y cerrando los ojos luchando por no gritar de tanta excitación sexual. Luego Renato empujó el juguete un poco más y notó cómo la resistencia de mi cuerpo cedía totalmente al placer cuando sentía como el vibrador entraba por mi recto.
«¡Oh, sí, Dios! ¡Que rico se siente eso, si…!», exclamé con dificultad, sintiendo cómo el vibrador me removía en el interior de mi culo, de mi agujero apretado, la estimulación era deliciosamente desgarradora, en ese momento mi propia mano comenzó a tocar mi vagina, quería masturbarme y así lo hice.
Renato comenzó a mover el vibrador dentro de mi culo, disfrutando de la vista mientras me penetraba con el juguete. Él también comenzó a masturbarse al verme como me retorcía de placer. Me movía erráticamente al ritmo de las vibraciones, mi cuerpo sudoroso brillando a la luz de un pequeño agujero de la carpa.
“¿Te gusta que te penetren, no? ¿Quieres más?”, preguntó Renato, mientras aceleraba el ritmo con el juguete.
Exclamé con éxtasis, apenas podía responder. “Sí… más… rompe mi huequito… Ahhhh… si… Ohhh…”, comencé a gemir con dificultad.
Renato, quería llevarme al límite, comenzó a sacar y meter el vibrador varias veces dentro de mi culo, me estaba violando el ano. La penetración anal era una sensación indescriptible para mí, sobre todo con el vibrador, y yo me retorcía de placer, estaba a punto de convulsionar.
“¡Hay si…! ¡si… viola mi culo!”, exclamé intensamente, sintiendo cómo mi orgasmo estaba cada vez más cerca.
Me corrí desde mi culo
Renato luego retiró el vibrador, dejando mi ano relativamente abierto. Se inclinó y comenzó a lamer y chupar mi sabroso agujero, ya no podía más, no podía resistirlo más. Arqueo mi espalda aún más, porque comencé a sentir su enferma lengua en mi agujero.
“¡Oh, Dios! ¡Renato, sí! ¡Que rico, sí!”, supliqué, mientras mi cuerpo se tensaba con anticipación de lo que venía, el momento oportuno cada vez estaba a punto de estallar dentro de mí, lo ansiaba, quería convulsionar de una buena vez.
Sentía la lengua de Renato estimulando mi ano, saboreando cada centímetro de mi piel en aquella entrada entre mis nalgas. Me aferré a la lona con más fuerza.
Comencé a gemir fuerte, era mi fin, sentía como mi orgasmo me consumía. Un grito ahogado escapó de mi garganta, y mi cuerpo comenzó a temblar hasta hacerse más intenso, comencé a convulsionar mientras mi cuerpo arrugaba la base de la carpa con mis movimientos erráticos e inconsistentes. De hecho, Renato convulsionó conmigo también.
Después de mi intenso orgasmo, me dejé caer sobre la base de la carpa muy exhausta y satisfecha. Renato, con una sonrisa de satisfacción, se acostó a mi lado y me abrazó.
“Qué rica estás, Mairerisu. Me encanta verte gemir, verte loquita de placer”, susurró Renato, besando mi cuello.
Con una sonrisa soñolienta, le digo, “Y a mí me encanta que me des duro por mi culo, veo que te has dado cuenta de que es mi zona erógena favorita, ya te enseñaré otras zonas erógenas mías para que me vuelvas más loca aún”.
Descansamos un poco, aún era temprano, casi las 6:00 de la mañana, luego de dormir un poco más nos retiramos a las 8:00 de la mañana de la playa, compartimos nuestros números telefónicos, era obvio que nos volveríamos a ver.
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Fin.
Se vio muy hermosa 💖 😍 💕 y vi tu respuesta en la anterior publicación donde te puedo escribir para así estar juntos
🤭🤭, que bueno bombón 🥰, te gustó el relato, cariño?
Me encantó 💕 😍 ♥️ 💖 😘🥰
Te amo
Gracias bombón 🥰, lindo día.
Un relato maravilloso, poder conocer más sobre ti y tus gustos es inigualable incluso llegué a imaginarte en cada escena con tu seductora figura 😍😍