Gracias a su médico, Mairerisu Saitoh conoció su primer fetiche
Este fetiche lo tengo desde hace 10 años, pero si no fuera por mi médico, nunca me hubiera enterado de mi fetiche preferido.
Cuando era joven, tenía fuertes dolores en el vientre bajo y sucedía cada vez que llegaba mi periodo, el dolor era tan insoportable que me dejaba inválida, tenían que llevarme al médico porque simplemente no podía siquiera caminar.
Recuerdo que mi padre, el más preocupado, siempre me llevaba al medio antes de tiempo para prevenir esos terribles dolores que me dejaban devastada, me colocaban una inyección antiinflamatoria y así mitigar este dolor.
Mi periodo duraba 3 días, tenían que ponerme inyección por 3 días también, me tenía casada y aburrida este tipo de dolores menstruales, era un tormento ser mujer con este tipo de periodos que me dejaban inmovilizada.
Desde ese entonces, todos los meses tenía que ir al médico para colocarme esas inyecciones, pensamos que era una solución definitiva, pero mi madre no le veía el más mínimo sentido, ya que vivir eternamente de inyecciones o medicamentos para reducir esos terribles dolores de vientre cada vez que llegaba mi periodo, era algo absurdo para ella, debía existir una solución completamente distinta pensó.
Me llevó a 3 médicos, pero solo uno tenía una solución lógica, no sé si era una solución definitiva, pero sí lógica. El médico le dijo a mi madre que era importante entender como funcionaba el útero cada vez que llegaba mi periodo.
El médico le dijo a mi madre que cada vez que el útero se llena de sangre y este intenta expulsarlo, este comienza a contraerse, y como mi útero era un músculo que no había sido ejercitado como debe ser, es decir, era un útero rígido, las contracciones del útero al momento de expulsar la sangre producían dolor, eso explicaba los dolores en mi vientre bajo cuando me llegaba el periodo.
El médico decía que cuando las mujeres realizan ejercicios todos los días, esos dolores con el tiempo se mitigan, pero como realizar ejercicios puede tomar días en reducir esos dolores de útero, dijo que había una solución rápida.
Mi madre, muy atenta, le dijo que quería escuchar la solución de una buena vez, estaba contenta porque parecía que había encontrado una solución para reducir esos dolores sin necesidad de usar antiinflamatorios.
El médico le dijo que una solución era masajear el útero, le indicó a mi madre que sería bueno que observe como se hacen esos masajes de útero desde el vientre en mí y ella accedió. El médico le dijo que cuando se masajea el útero, hace que las contracciones sean menos dolosas cada vez que llega el periodo, ya que el útero no se encuentra tan rígido como antes.
En su oficina había una camilla con una cortina, me dijo que me acostase ahí y descubra mi vientre para realizar la demostración, me desabotoné el pantalón sin sacármelo solo para exponer mi vientre, el médico le dijo a mi madre que el útero estaba a una distancia de una mano y media por debajo del ombligo.
El médico tomo sus manos sobre mi vientre para hacer la medición y ubicar mi útero. Tan solo cuando toco mi vientre me sentí muy relajada, en el momento que ubicó mi útero, él comenzó a realizar masajes circulares, eran masajes muy básicos y lo suficiente para relajar el útero.
En ese momento no solo me sentí relajada, me gustaban sexualmente sus masajes, él continuaba hacerlo constantemente por varios minutos, ya que su intensión era tener el útero con los músculos sueltos y reduciendo la rigidez, hacía presiones suaves en el momento del masaje, dijo que debajo del músculo de mi vientre no se encontraba el útero directamente, sino la vejiga, y detrás de ella se encontraba exactamente el útero, prácticamente estaba masajeando mi útero pero con los movimientos de la vejiga.
Cada vez sus masajes me excitaban, pero yo tenía que tomar la compostura y no quería que mi madre se dé cuenta, algunas veces sus dedos rozaba mi barriga y eso me encendía. Ahí me di cuenta de que era una mujer muy sensible de cualquier roce sexual con mi panza.
Luego el médico me soltó y me dijo que eso debía hacerlo días antes que me llegase el periodo y que haga ejercicios o me apunte a un gimnasio, aunque era opcional. Me dijo que si hacía estos masajes todos los días, más o menos 5 o 7 días antes de mi periodo, mi periodo me iba a llegar sin dolor.
Dentro de mí, fue una experiencia excitante, me encantó sentir sus manos del médico sobre mi vientre, pero no me aguante y le dije una escusa porque quería que vuelva a tocar mi vientre nuevamente: “Doctor, como ubico el útero con exactitud porque pueda que se me olvide” y el tomo una mano y con su pulgar toco mi ombligo y con su dedo meñique ubico una parte de mi vientre bajo ubicando mi útero.
Ese momento sentí una explosión, cuando sentí su dedo en mi ombligo, no quería que me suelte, aunque no hizo ningún movimiento con su dedo, ya que solo realizaba una simple medición para que sepa donde se encontrase el útero, pero dentro de mí quería que mueva el dedo en mi ombligo, simplemente tenía que aguantarme.
Desde ese entonces conocí dos cosas excitantes en mi vida, la manera como mi exnovio jugaba con mis pezones y luego como este médico me hizo descubrir una nueva sensación en mi vientre, era una mujer sensible con mi barriga, pero sobre todo era muy sensible con mi ombligo y me encantó.
Desde ese entonces supe que no todos les gusta lo mismo, en internet hay casos de personas que incluso sienten náuseas solo en pesar en su ombligo. A mí, en cambio, me excita y es algo que siempre quedará conmigo, felizmente no soy la única y hay un montón de gente que le gusta este fetiche y me encanta
Sabía que cuando me encontrase con algún nuevo novio, él tenía que centrarse en 3 cosas, en mis tetas, barriga y mi ombligo. En mi juventud aún estaba descubriendo mi cuerpo y apenas solo sabia de penetración en las historietas, porno y todo ese contenido que los hombres consumían, pero mi primera penetración fue sorpresivo y es una historia que se los contaré en próximas publicaciones.
Lo bueno es que por fin nunca más sufrí de esos dolores con mi periodo, aunque a veces volvía, pero no con tanta intensidad porque me olvidaba masajear mi útero, pero gracias a mi médico, ahora disfruto más de mi cuerpo.
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Fin.